6ª Etapa: Chaltén y la subida a la Laguna del Desierto


Chaltén
Habiendo llegado el día anterior totalmente nublado, el Macizo del Fitz Roy, contradiciendo a la lógica, amaneció despejado.

No podíamos tener mejor suerte. Estuvimos todo el día entero callejeando por el pueblo, haciendo compras donde Ricardo (en el Stella Maris), charlando con nuestro amigo Luis Cribellati, consultando el internet más caro de todo el viaje (12 pesos la hora) y lavándonos en las aguas gélidas del río. Las fotos del macizo no podían esperar, sacamos tres porque no hicimos ningún trekking de los miles que se pueden hacer por estos valles, lagos y glaciares. Una pena, pero nos habíamos enterado que el barco chileno que cruzaba el lago O'Higgins, partía una vez por semana, y no siempre, justo dos días más tarde. No podíamos quedarnos tanto tiempo. ¡Maldito invierno, siempre a contrarreloj!

Chaltén nos recibió como un pueblo reciente. Hace años se regalaban las tierras si uno decidía quedarse allí a vivir. Hoy en día es uno de los destinos más solicitados y más cotizados de Argentina. Centro andino de primer orden y puerta de salida argentina hacia la Carretera Austral chilena. El pueblo aparece dentro de un valle, como un oasis en las pampas patagónicas.

De Chaltén a la Laguna del Desierto
Domingo, 13 de febrero de 2005


Salimos de Chaltén de madrugada, y las primeras luces del día nos abrieron un panorama de cimas nevadas que nos acompañaron toda la jornada. Entre ellas, como gran protagonista, el cerro Fitz Roy. El recorrido muy desigual, llaneos y subidas duras por una pista de ripio bastante incómodo en algunos tramos. Pero lo mejor era circular junto a ríos y lagos de aguas cristalinas y riberas pobladas de nothofagus, las hayas australes de hojas pequeñas.



El Fitz Roy, visto desde el Noroeste.

Ya próximos a la Laguna del Desierto las rampas se endurecen, el bosque se cierra y las aguas verdes del lago se apoderan de la vista.

Llegados al muelle, el patrón nos mandó desmontar las alforjas para poder meterlas en el barco, y así recorrer los 12 km. que tiene el lago en toda su longitud.

Desde el barco y mirando hacia atrás vemos como el Fitz Roy no desaparece y se alza vertical, impresionante.

Y desde la otra orilla, junto al puesto de la Gendarmería argentina, acampando junto a la orilla en un lugar increíble, antes de que lo invadieran miles de moscas y mosquitos.